"La reunión fue muy positiva, el Gobierno venezolano tiene todo el interés en abrir la frontera", aseguró este senador, que pertenece al partido PROS y representa al estado fronterizo de Roraima (norte), muy afectado económicamente tras la clausura de la frontera.
El legislador brasileño espera entregar a los portavoces del Gobierno venezolano una carta del presidente del Senado, Davi Alcolumbre, en respuesta a la misiva que Maduro le hizo llegar la semana pasada, en la que pedía restablecer las relaciones bilaterales.
"Los venezolanos quieren abrir la frontera pero necesitan garantías sobre su soberanía; lo que quieren exactamente lo sabremos en esta negociación", aseguró Motta.
El senador, que asumió el papel de mediador entre los dos países, remarcó que los intentos de diálogo están siendo torpedeados desde el principio por el Gobierno de Jair Bolsonaro, que rompió relaciones con Venezuela desde que asumió el poder y se alineó rápidamente a EEUU en favor del autoproclamado presidente encargado Juan Guaidó.
"En el marco de esa subcomisión hablamos con alcaldes, el embajador de Brasil (en Venezuela), el canciller, el ministro de Seguridad, el gobernador de Roraima… Cuando pedimos diálogo con el Gobierno venezolano nos sorprendió que la respuesta fuera tan rápida", comenta el senador, que lamenta la falta de interés del Gobierno en una salida dialogada a la crisis de la frontera.
"El Gobierno [Bolsonaro] puso todas las dificultades posibles para que no fuera [a Caracas], a pesar de que mi viaje fue oficial (…) el presidente del Senado solicitó un avión oficial, pero el Gobierno pasó días mareando la perdiz y al final tuve que ir yo solo en coche hasta Santa Elena [Venezuela] y de ahí tomar un avión a Caracas", criticó el senador.
Motta asegura que en Roraima la relación con Venezuela siempre fue "armoniosa", pero cree que ahora se están pagando las consecuencias de "andar interfiriendo" en la política interna del país vecino.
Según el senador, 90% de los comercios de la pequeña ciudad fronteriza de Pacaraima se vieron obligados a cerrar por la falta de clientes llegados de Venezuela por carretera, y los vecinos de esta localidad también sufren con desabastecimiento de gasolina.
Además, desde que los agentes de la Guarda Nacional Bolivariana cortan el paso en la carretera que une los dos países, el flujo migratorio no cesó (según el senador, hasta el 10 de abril entraron a Brasil unas 20.000 personas), sólo que ahora todo sucede de forma más descontrolada.
"Los que entran ahora lo hacen por caminos muy peligrosos, con coyotes, y no traen certificados de salud ni de antecedentes penales, poniendo en riesgo a toda la sociedad de Roraima; Brasil acaba perdiendo el control de la entrada de esas personas", argumenta el parlamentario brasileño.
La frontera entre los dos países está cerrada por orden de Venezuela desde el 21 de febrero, dos días antes de la supuesta operación de ayuda humanitaria que la oposición venezolana había organizado junto a EEUU y con el apoyo logístico de Brasil.