Funcionarios estadounidenses y europeos reconocen que aún no se han podido reunir evidencias directas de su implicación. Tampoco ha sido posible determinar, si el príncipe heredero dio la orden directa de matar a Khashoggi, o si su intención era que el periodista crítico fuera capturado y devuelto a Arabia Saudí, cita The New York Times a un funcionario.
El príncipe Mohamed bin Salman controla por completo los servicios de seguridad, lo que también "hace altamente improbable que una operación se haya realizado sin su conocimiento".
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Las agencias de inteligencia estadounidenses, según el diario, están preparando una evaluación del príncipe Mohamed para presentarla al presidente Donald Trump.
Fue invitado en esa fecha al consulado saudí en Estambul, para recoger varios papeles, pero nunca salió de la sede diplomática.
Se sospecha que el periodista fue torturado por agentes de seguridad saudíes que se deshicieron de su cuerpo después de que muriera durante un brutal interrogatorio.
El presidente de EEUU, Donald Trump, supuso que el periodista fue víctima de "asesinos que actuaban por su cuenta" y envió al secretario de Estado, Mike Pompeo, a Riad para que se reuniera con el rey Salmán bin Abdulaziz.
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Arabia Saudí rechazó toda implicación en el caso, pero aceptó crear con Turquía un grupo de investigación conjunto cuyos miembros ya realizaron las primeras pesquisas en el consulado y en la residencia del cónsul saudí en Estambul.