Se había descubierto que los cauchos contribuyeron a la contaminación con sustancias químicas tóxicas. La operación va a costar más de un millón de euros (1,1 millones de dólares) y está financiada por el Gobierno galo y en parte por el fabricante de neumáticos Michelin.
Se pensaba como una solución multipropósito: una forma de deshacerse de los neumáticos viejos y al mismo tiempo de crear un hábitat para la vida marina y estimular a los organismos marinos a crecer sobre el caucho.
No obstante, los peces siempre han evitado el área. El líder de la asociación local de pesca, Denis Genovese, dijo que algunos tipos de peces nadaban alrededor de las llantas, mientras que "ninguna especie realmente se acostumbró" a la construcción.
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En 2005, los investigadores descubrieron que los neumáticos estaban filtrando sustancias químicas, incluidos metales pesados, al medio ambiente.
En 2015, sacaron la primera parte de las llantas; otras 10.000 serán levantadas en las próximas semanas y aún más, el próximo año.