Los pilotos actuaron "violando deliberadamente las políticas, manuales y procedimientos de nuestra compañía", motivo por el cual "han sido separados de la empresa", dijo en una carta a sus clientes Andrés Conesa, director general de Grupo Aeroméxico.
Aeroméxico estima que el comportamiento de los tres pilotos fue "inaceptable" y que no tolerará conductas que pongan en riesgo "la confianza que nos brindan más de 20 millones de clientes alrededor del mundo y el sostén de nuestras 16.000 familias", escribe el director de la empresa.
Un avance de la comisión investigadora del accidente, enviada a la Dirección General de Aeronáutica Civil, reveló que durante el vuelo hubo "una sesión de habilitación en ruta no autorizada".
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Hasta la fecha "no existe evidencia de fallas técnicas o errores humanos en la aeronave, y no hubo información para considerar que la tripulación pudiera considerar suspender momentáneamente el despegue", dice el dictamen preliminar acerca del percance.
Todos los pasajeros y tripulantes sobrevivieron, pero 85 personas resultaron con lesiones, aunque 64 fueron dadas de alta el mismo día.
El peor herido fue el capitán del vuelo 2431, Carlos Galván, de 38 años, quien sufrió lesiones cervicales y fue sometido a una intervención quirúrgica.
Los expertos de la comisión señalan que una fuerte tormenta provocó un fenómeno conocido como "micro-ráfaga", que es "una columna descendente muy localizada de aire y agua que impacta sobre el suelo", como línea de investigación principal.
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Las autoridades de Aeronáutica Civil emitirán una circular obligatoria para "fortalecer los controles de acceso a la cabina", para asegurar la concentración y disciplina en las aeronaves.
El avión cayó de unos cuatro metros de altura en el despegue, se despistó hacia los pastizales del aeropuerto, donde entró a trabajar inmediatamente la tripulación.
Las dos sobrecargos ayudaron a evacuar el avión, en un minuto y medio, por los toboganes que ellas accionaron antes de que el avión se incendiara.