El felino tiene la costumbre de acechar a sus presas cerca del embalse. En un determinado momento, el leopardo apareció y se abalanzó sobre una manada de impalas que estaban bebiendo. Todos lograron escapar menos uno, que se resbaló sobre el fondo de cemento del embalse y se cayó.
El leopardo agarró del cuello al antílope africano y se dirigió rumbo a un árbol para tomarse su festín. No obstante, una hiena echó por la borda sus planes y emprendió un ataque contra el leopardo, que se vio obligado a soltar a su presa para salir corriendo.
La hiena acabó salvando por accidente al impala, que se escapó en medio de la confusión.
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