El 19 de junio, la embajadora de Estados Unidos, Nikki Haley, anunció la salida de su país alegando que otras naciones se habían negado a sumarse a su intento de reformar el organismo de Derechos Humanos.
"Es una declaración hipócrita, es difícil catalogarla de otro modo", dijo el embajador de Rusia ante la oficina de la ONU en Ginebra, Guennadi Gatílov.
"Es poco probable que muchos países estén de acuerdo con esto", subrayó Gatílov.
El embajador ruso denunció las masivas violaciones de los derechos humanos en Estados Unidos.
El diplomático ruso subrayó que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU perderá poco por la salida de Washington.
"Recuerdo bien el trabajo del Consejo de DDHH entre 2006 y 2008 cuando Estados Unidos boicoteó la labor (…) No creo que entonces el Consejo haya perdido algo y tampoco lo hará ahora", remarcó.
El mundo, dijo, se ha convencido de que "la crítica de Washington a la situación de los derechos humanos en otros países es selectiva, políticamente motivada y está plagada de estándares dobles".
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Rusia, agregó Gatílov, espera que haya menos politización y doble rasero en la institución tras la retirada de los estadounidenses.