El economista Pablo Moya, socio de la consultora Oikos, explicó a Sputnik que el aumento de tasas rompe con la tendencia instaurada tras la crisis financiera de 2008 que provocó una caída importante en la actividad económica del país. Para ello abarató el crédito, fomentando el consumo de las familias y las empresas y la inversión por parte de estas.
"Esta medida representó una muy fuerte baja de la tasa de interés, lo que determinó que hubiera un exceso de dólares, no solo en Estados Unidos sino a nivel internacional. Muchos de esos dólares fueron a parar a los países emergentes, principalmente a los latinoamericanos porque hay una relación muy directa entre ellos y lo que pasa en ese país", analizó.
El efecto esperado se consiguió y Estados Unidos se reactivó lentamente. Las monedas latinoamericanas se apreciaron y aumentaron su valor relativo frente al dólar que abundaba en el mercado. Pero a una década de la crisis, el Gobierno de Donald Trump ya no encuentra frenos para poner en práctica el aumento de tasas.
"En este momento Estados Unidos comienza un programa gradual de suba de la tasa de interés. Esto hace que los capitales comiencen a salir de estos países para volver a Estados Unidos", planteó Moya.
La fuga de capitales generó la depreciación de varias monedas latinoamericanas y de países emergentes alrededor de todo el globo, pero solo en Argentina el efecto fue crítico. El dólar subió súbitamente y el gobierno debió controlarlo a través de exorbitantes ventas de reservas nacionales, lo que le costó al gobierno de Mauricio Macri varios puntos de apoyo popular.