Bielorrusia ha mostrado en repetidas ocasiones sus quejas por el veto que Moscú planea imponer a las importaciones de productos lácteos. Este hecho afectará seriamente a la economía bielorrusa. Los problemas relacionados con los suministros de alimentos a Rusia colmaron la paciencia del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, escribe la periodista Evguenia Arónova en un artículo publicado por el diario Izvestia.
"Si Rusia no nos entiende y no nos quiere entender (…) Si han decidido 'ponernos de rodillas', buscaremos nuestra felicidad en otro lugar (…) en otros mercados. No se puede trabajar siempre en un mismo mercado", declaró Lukashenko, como muestra de apoyo a los productores bielorrusos que se verán afectados por el veto.
Lukashenko había calificado con anterioridad el veto ruso como una "descarada herramienta política" y había amenazado con aplicar medidas de respuesta.
Según Alexéi Bogdánov, alto cargo del Ministerio de Agricultura de Bielorrusia, Minsk está ahora sopesando la posibilidad de diversificar los mercados para sus exportaciones.
"Durante el año pasado reorientamos el 5% de nuestras exportaciones a otros mercados", señaló el alto cargo bielorruso, citado por la periodista.
Distintas causas para el veto de Rusia
Evguenia Arónova escribe en Izvestia que Minsk encargó a sus servicios de inteligencia investigar las posibles causas por las que Moscú había decidido limitar las importaciones bielorrusas. Posteriormente, y apoyándose en datos de los servicios de inteligencia, el presidente bielorruso declaró que Rusia estaba importando leche en polvo de Nueva Zelanda.
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"Ellos [Los rusos] tratan de contenernos, mientras que venden aquella leche a precios más altos. Por eso no les gusta la que sale más barata", mencionó Lukashenko, quien enfatizó que Bielorrusia la venderá por un precio que considere justo.
No obstante, los analistas rusos tienen una opinión distinta sobre las causas del veto ruso. Un especialista del Instituto de Coyuntura de Mercado Agrario, Vadim Semikin, explicó que solo durante los dos primeros meses de 2018, Bielorrusia había bajado en dos ocasiones los precios de su leche en polvo baja en grasas.
Según Semikin, las compañías rusas no podían luchar contra esta competencia y, como consecuencia, acumularon reservas críticas de los productos lácteos en sus almacenes. Esta fue la razón por la que, en febrero, el Servicio Federal de Control Veterinario y Fitosanitario de Rusia (Rosseljoznadzor) amenazó con limitar temporalmente las importaciones de leche y nata de Bielorrusia. La implementación de este veto fue pospuesta dos veces.
Otra causa que empujó a Rusia a acudir a esta medida fue la presencia en los productos bielorrusos de sustancias prohibidas, como antihelmínticos, antibióticos —tetraciclinas— y arsénico.
Por si fuera poco, Rosseljoznadzor estaba descontento por la falsificación de productos lácteos: en la leche ultra pasteurizada y en la mantequilla de Bielorrusia fueron encontrados restos de leche en polvo, mientras que se hallaron rastros de grasas vegetales en la leche condensada.
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"Los funcionarios rusos detectaron que las autoridades bielorrusas no podían controlar ni la producción ni la exportación. Además, los acusaron de haber cometido fraude", prosigue la periodista.
¿Qué puede ocurrir ahora con Bielorrusia?
Los alimentos y los productos agropecuarios ocuparon el 16,6% de todas las exportaciones de Bielorrusia en 2017. El año pasado, Minsk suministró a Moscú alimentos por valor de 12.800 millones de dólares —el 43,9% de sus exportaciones estuvieron destinadas al país vecino—.
Rusia aumentó en 2017 su propia producción de leche en el 1,2%, hasta situarla en 31,1 millones de toneladas anuales. Para satisfacer la demanda interior en los próximos cuatro años, Moscú planea incrementar la producción de leche en 500.000 toneladas.
"De esta manera, nuestro primer socio, nuestra hermana Bielorrusia, tiene que estar preparada para que Rusia satisfaga su propio mercado interior de lácteos", señaló Jambulát Játuov, viceministro primero de Agricultura de Rusia.
Como resultado, muchos productos parecidos al queso pero que en realidad no lo son invadieron los escaparates de las tiendas rusas. El 25% de estos alimentos fueron producidos en Ucrania y se importaron a Rusia a través de Bielorrusia, donde los marcaron con etiquetas de empresas macedonias o iraníes.
En marzo de 2018, el presidente ruso, Vladímir Putin, encargó al Gobierno controlar el movimiento de estas mercancías.
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¡Viva la amistad!
A pesar de todos los problemas, ambos países están emprendiendo esfuerzos para solventarlos. De esta manera, el Ministerio de Agricultura de Bielorrusia propuso a Rusia este 1 de abril fomentar un mercado único de alimentos y coordinar las importaciones de terceros países.
Según la periodista, la 'guerra de la leche' no podrá destruir los lazos entre ambos países. Las felicitaciones que los mandatarios de Rusia y Bielorrusia intercambiaron este 2 de abril con motivo de la celebración del Día de Unidad de los Pueblos apuntan también en la misma dirección.
El tema de la hermandad siempre ha paliado la falta de comprensión entre ambos Estados, resume Evguenia Arónova, citando unas palabras que fueron pronunciadas en marzo por Lukashenko.
"Los rusos son nuestros hermanos. Ellos son distintos: suelen ser buenos y malos. A veces no dejan suministrar leche ni vender azúcar; a veces cortan los suministros de petróleo o de gas. Todo puede ocurrir. Lo sobreviví. Pero nosotros tampoco somos santos", declaró el mandatario bielorruso.