"Estamos dispuestos a crear la infraestructura vial apta para el trasporte autónomo y sabemos qué se debe hacer para esto", aseguró el gerente a los periodistas.
A pesar de que los avances de Rusia en este ámbito habitualmente no generan tanto interés como, por ejemplo, los experimentos de Uber, Google o Tesla, al repasar las noticias de los últimos años se tiene un cuadro más completo de lo que se puede esperar de la presentación.
En el marco de la iniciativa, varias empresas automotrices e informáticas rusas unieron sus esfuerzos para dotar al país con las tecnologías necesarias.
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Así, la empresa rusa Kamaz, más conocida por sus camiones y vehículos pesados, se lanzó al proyecto con un notable entusiasmo, y hace años está desarrollando, con la ayuda de Cognitive Tecnhologies, una versión autónoma de su emblemático camión.
Además, Kamaz desarrolló y fabricó varios prototipos de los microbuses autónomos Shatl y está experimentando con un sistema dron-vehículo, que podría proveer más datos sobre la situación en la carretera a los algoritmos.
El gigante informático ruso Yandex también está apostando por la autonomía y empezó las pruebas de su sistema para taxis no tripulados, incluidas pruebas en condiciones invernales, de alta importancia para Rusia.
En mayo pasado los expertos y altos cargos rusos sugirieron que el Mundial 2018 en Rusia sería una buena ocasión para poner a prueba y también exponer a las audiencias extranjeras los avances de Rusia en esta esfera.
Así, se estipulaba el uso de autobuses autónomos para trasladar a las hinchas y camiones autónomos para abastecer a las ciudades sede.
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En cuanto al uso permanente de las vías por parte del transporte autónomo, actualmente existen dos carreteras piloto: entre Kazan y la ciudad de Naberezhnie Chelni (243kms) y entre San Petersburgo y la frontera con Finlandia (160kms).
"Los especialistas rusos en carreteras no tienen nada que envidiar a sus colegas extranjeros", aseveró el jefe de la Rosavtodor.
No obstante, actualmente el ritmo de desarrollo tecnológico va adelantando a la adaptación social a las novedades.
Rusia todavía carece de una base legal para un amplio uso del transporte autónomo, así que por el momento todo uso práctico de estas tecnologías formalmente se realiza a modo de experimentos.
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