"Todos los países [de la UE] expresaron su apoyo al Reino Unido, condenaron decididamente el incidente de Salisbury y al mismo tiempo abogaron por mejorar las relaciones con Rusia, en eso no hay ninguna contradicción, condenamos una acción concreta, pero necesitamos tener un canal de diálogo para debatir con Rusia diversos problemas", señaló.
Londres afirma que fueron envenenados con la sustancia neuroparalizante A234 de procedencia rusa, pero Rusia lo niega categóricamente.
El director del Departamento de No Proliferación y Control de Armas del Ministerio de Exteriores de Rusia, Vladímir Ermakov, declaró el 21 de marzo que Moscú califica como atentado el ataque a los ciudadanos de Rusia cometido en el territorio del Reino Unido y que ese acto o fue obra de Londres o Londres es incapaz de garantizar la protección contra los atentados en el territorio británico.
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El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, subrayó que Moscú está preparado para cooperar plenamente con Londres si respeta el procedimiento establecido para tales investigaciones en la Convención sobre Armas Químicas.
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El presidente de Rusia, Vladímir Putin, calificó de absurdas las acusaciones que Londres dirige a Moscú.
Putin recordó que Rusia no tiene armas químicas, porque fueron eliminadas bajo el control de observadores internacionales.
Además subrayó la disposición de Rusia para cooperar en la investigación del caso Skripal, agregando que es necesario que la otra parte muestre interés en hacerlo.
Los líderes de la UE declararon el 22 de marzo en su cumbre de Bruselas que "a falta de otra explicación verosímil" aceptan la versión del Gobierno británico sobre la "muy probable" responsabilidad de Rusia por el envenenamiento en Salisbury y acuerdan "coordinar las consecuencias derivadas de la respuesta de las autoridades rusas".