"Hace una semana conseguí efectivo barato; necesitaba urgente para poder pagar mis pasajes para ir al trabajo y me lo vendieron al 70%, pero mi hermana ha comprado hasta en 200% en Puerto Ordaz, estado Bolívar (sur)", dijo a esta agencia Mirelbis Bastidas, empleada de una zapatería del este de Caracas.
Bastidas necesita 192.000 bolívares al mes (0,85 dólares en el mercado paralelo) para cubrir los gastos del transporte público de su casa al trabajo y viceversa en este país donde el billete de mayor denominación es el de 100.000 bolívares.
Así, cuando un venezolano recibe el billete de mayor denominación no se alegra, porque necesita papel moneda menor para pagar servicios de bajo costo como el transporte, el combustible o la tarifa del estacionamiento.
Recurre entonces a infinidad de tiendas, desde una panadería hasta un chiringuito informal, que incluso ofertan su servicio colgando los billetes en los escaparates.
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La operación es sencilla: el comerciante entrega el efectivo requerido al cliente y este le paga con su tarjeta de débito o le realiza una transferencia electrónica desde su cuenta bancaria; el problema es el precio que cobra el comerciante por tal servicio.
"Cuando he comprado dinero en efectivo al portugués de la panadería cerca de mi casa, me lo vende al 150% si le pido sencillo [billetes de baja denominación], pero lo vende a 70% si le acepto los billetes de 100.000", dijo a Sputnik un residente del sureste de Caracas, Miguel Mota.
El economista Henkel García, director de la consultora Econométrica, explica que se trata de una distorsión del efectivo circulante.
El 16 de enero de 2017, entró en vigencia un nuevo grupo de billetes de mayor denominación, que debía sustituir progresivamente a los que estaban en circulación.
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Pero la distribución de esos nuevos billetes "fue muy lenta para la urgencia que había debido a la inflación", dijo García.
La trabajadora independiente Minerva Fuentes lo expone de forma más sencilla: a inicios del año pasado compraba una bebida gaseosa con un billete de 1.000 bolívares, pero ahora necesita unos 150 billetes de esa denominación para hacer la misma compra.
"Al principio, cuando salieron esos billetes, alivió un poco, pero luego todo fue subiendo y aunque uno ve más billetes de 1.000, ya no alcanzan para nada, salvo para pagar el pasaje, y el de 500 solo para pagar la gasolina", añadió.
Comida y repuestos más baratos
Así como la venta de efectivo prolifera en comercios, mercados y terminales de pasajeros de todo el país, también se multiplica la venta de productos hasta con 50% de descuento si se pagan en efectivo.
"Yo soy jubilado y cuando me pagan la pensión, me voy a San Félix, ciudad del estado Bolívar (sur) para comprar comida en los buhoneros [comerciantes informales], y así compro mucho más que pagando con las tarjetas", contó a esta agencia José Márquez.
"Así sobrevivo, compro arroz, azúcar, pasta, harina de maíz y hasta pan y leche", añadió.
Mary Coronado relata que compró un repuesto para su automóvil a la mitad de precio, porque pagó en efectivo.
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"El parabrisas de mi carro (auto) lo estaban vendiendo en seis millones y me lo dejaron en tres millones, pero el hombre que me lo vendió fue claro, me dijo que solo en efectivo me haría el descuento", dijo.
Poco dinero en el banco
Esta agencia preguntó a al menos 10 personas en la capital venezolana si depositarían en el banco el dinero si reciben un millón de bolívares en efectivo: todas contestaron que no.
"Guardaría el dinero en mi casa, bajo el colchón de ser necesario, para cubrir los gastos que tengo en efectivo, pero obviamente no lo depositaría en el banco, porque ¿cuánto tiempo tendría que invertir para retirarlo por el cajero [automático] o en las taquillas? Toda una vida", afirmó María Fernanda Mijares, residente del centro de Caracas.
El monto máximo que se puede retirar de un banco, cuando este tiene efectivo, es de 10.000 bolívares, a menos que se corra con suerte y entreguen billetes de 100.000, algo que casi nunca sucede.
El también economista Tony Boza, asesor del Gobierno y conductor de un programa del canal estatal Venezolana de Televisión, señaló "que solo 25% del dinero regresa a los bancos".
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"De toda emisión de dinero que exista por parte del Banco Central para garantizar la liquidez necesaria, sobre todo el efectivo, apenas un 25% regresa a los bancos", dijo Boza para agregar: "¿Qué significa esto? Que el otro 75 se está extrayendo del país y sirve por ejemplo para comprar combustible".
Contrabando
Según Boza, entre 40 y 50% de los productos que llegan a los estados del oeste fronterizos con Colombia (Zulia, Mérida, Táchira y Barinas), se van de contrabando.
"Para estos productos venezolanos, incluyendo el combustible y los lubricantes, [el contrabando] se hace a través del menudeo y esto implica el uso del efectivo", de modo que una gran parte del circulante que debería estar disponible en todo el país, se concentra "en altísimo nivel" en la frontera con Colombia, explicó.
Quien cuenta con efectivo adquiere del lado venezolano productos subsidiados, sobre todo gasolina y lubricantes, y los vende del lado colombiano obteniendo pingües ganancias, incluso si para obtener bolívares en efectivo deben pagarlos al doble o al triple de su valor.
En virtud de los subsidios, con un solo dólar que en el mercado negro se cotiza a 230.726 bolívares se pueden comprar más 214.000 litros de gasolina.
Por ello, García y Boza coinciden en que se debe eliminar el subsidio a la gasolina.
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Sin embargo, para García la solución pasa por imprimir más billetes porque sin suficiente papel moneda no se podría ni siquiera aumentar el precio de la gasolina, porque los usuarios no tendrían dinero para pagarla.
El Gobierno venezolano intentó diversas vías para detener el contrabando, la fuga de efectivo por las fronteras y la inflación, pero hasta ahora no lo ha logrado.