El viraje comenzó a partir del 11 de septiembre de 2001. Desde entonces África no solo es vista como una zona de subdesarrollo, sino también como un terreno fértil para el terrorismo, los flujos migratorios o las redes y rutas del narcotráfico.
"El hecho de que existan Estados frágiles, como Somalia, Sierra Leona, etcétera, ya no es un problema estrictamente local, sino que atañe a la seguridad internacional (…) donde el mundo occidental tiene que hacerse presente para asegurarse que combate esos problemas tratando de contenerlos desde el propio origen", explicó Oscar Mateos, especialista en conflictos armados y construcción de paz en esa región.
Además, China aparece como nuevo actor jugando más fuerte en el terreno militar, como lo demuestra la instalación de la primera base en Yibuti, en el cuerno de África.
"China tiene enormes intereses económicos, pero no solo eso, se calcula que en los últimos 10 años más de un millón ciudadanos chinos de diferentes perfiles han convertido el territorio africano en un lugar de oportunidades. (..) Ello suma a la visión de que en África hay que proteger diferentes tipos de intereses", indicó el especialista.