Según afirmó el monarca en su intervención, Cataluña es "verdaderamente una parte fundamental del alma de España" y de su "identidad diversa".
"Prevalece la seguridad jurídica y por lo tanto la Constitución y las leyes son efectivamente aplicadas", dijo el monarca, que calificó los movimientos del independentismo catalán en los últimos meses como "un intento de socavar las normas básicas del sistema democrático".
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En opinión de Felipe VI, la principal lección que deja la "crisis" catalana es "la necesidad de preservar el imperio de la ley como una piedra angular de la democracia y de respetar el pluralismo político y el principio básico de la soberanía nacional que, de hecho, pertenece a todos los ciudadanos".
En ese sentido, destacó que "la estrategia española de acción exterior aboga por la refundación de la Unión Europea" para solventar sus deficiencias, un objetivo que considera alcanzable si se realizan "reformas paso a paso" en áreas como, por ejemplo, la seguridad común o la Unión Económica y Monetaria.