Así el militar comentó los acontecimientos del 15 de enero ocurridos en los cielos sobre los mares de Barents, de Noruega y del Norte.
"Las operaciones realizadas por los aviones belgas y británicos (…) para 'interceptar' las aeronaves rusas muestran la tradicional psicosis de la OTAN. La intercepción es una maniobra especial en la que los pilotos obligan a una aeronave a aterrizar en cierto aeródromo y no vemos nada de eso. La palabra 'intercepción' utilizada de una manera completamente incorrecta adjudica un tipo de heroísmo [a las acciones de los pilotos de la OTAN] aunque se trate de la implementación de una misión rutinaria", explicó Baranets en una entrevista con Sputnik.
"No obstante, en los estados mayores de la OTAN miran de forma poco normal estas situaciones. Los vuelos operados por la aviación rusa en concordancia con las normas internacionales se perciben como una amenaza militar. Todo eso es necesario para desplegar una propaganda, para morder a Rusia de alguna manera. (…) Nosotros no amenazamos a nadie. Miramos este revuelo aeronáutico al igual que la gente sabia mira los juegos de los niños en un arenero", señaló.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de Rusia declaró que los Tu-160 realizaban un vuelo rutinario sin violar las normas internacionales.
Bélgica se adjudicó la semana pasada la responsabilidad de garantizar la seguridad en el espacio aéreo de los países Benelux —la unión aduanera y económica de Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo—. Las Fuerzas Aéreas de Bélgica realizan esta misión en turnos con las de los Países Bajos.